¿DUCHARSE SIN JABÓN ES MEJOR PARA LA PIEL?
- The New York Times
- 9 feb 2016
- 5 Min. de lectura

La ducha por la mañana nos activa y por noche nos relaja. El agua es fuente de vida y hay quienes no conciben la suya sin una dosis diaria de agua calentita con espuma. En el último siglo la higiene personal ha mejorado drásticamente la salud de las personas. Pero el uso excesivo de jabones y geles y los productos con pH demasiado alcalino amenazan nuestra piel. Nuevas tendencias minoritarias hacen propuestas radicales.
A menudo no miramos con detalle la composición de los geles de baño que compramos. Si el gel que usamos no nos hidrata la piel, consumimos más y más cremas hidratantes después de la ducha. Si nuestro champú promete mucho pero nos deja el pelo como un estropajo, lo cubrimos a continuación con acondicionadores y mascarillas. Parece excesivo. ¿Pero podríamos imaginar nuestro cuarto de baño sin este arsenal de elementos de higiene personal? ¿Mejoraría el aspecto y la salud de nuestra piel usando menos productos? Desde luego que sí, responden los pioneros de la nueva tendencia de ducharse sin jabón ni champú.
La piel se limpia a sí misma
Son minoritarias, pero la moda de no usar champú ('no-poo') y la de la ducha sin jabón tienen cierta presencia en las redes sociales y en la prensa. Sus adeptos afirman que es posible eliminar por completo el uso de geles, jabones, champús, desodorantes y cualquier otro tipo de producto para el cuidado de la piel.
Aseguran que al principio la piel se seca y el pelo se acartona como una hoja seca, pero pronto la piel moviliza todos sus recursos para producir más sebo y a los pocos meses de haber eliminado todos los productos higiénicos del cuarto de baño la piel adquiere un aspecto y un tacto dignos de envidia. La piel –dicen– se autolimpia y se hidrata sola.
Lo dicen los seguidores de estas modas y la ciencia no lo niega taxativamente. La piel de cada persona es un sistema ecológico en equilibrio en el que conviven miles de milones de bacterias, virus y hongos –la microbiota cutánea– en simbiosis con nuestra epidermis. Algunos de estos microorganismos procesan el sudor, otros se alimentan de los desechos de suciedad y de las células cutáneas muertas que se eliminan periódicamente y dan paso a células jóvenes.
La infección
Pero este equilibrio puede romperse fácilmente por dos causas. La primera son las infecciones: un microorganismo patógeno puede proliferar y causar enfermedades dermatológicas graves. La segunda es la destrucción de la microbiota por el uso excesivo de jabones y productos cosméticos inadecuados, lo que también causa problemas en la piel. Los jabones y la higiene actual contribuyen a evitar la primera, pero pueden originar la segunda.
No obstante, es evidente que los detractores de la ducha y de los geles viven en entornos muy seguros e “higiénicos” del mundo occidental, donde son muy raras las transmisiones de infecciones graves. Si vivieran en ciertas zonas del planeta, en las que las epidemias víricas o bactéricas y los parásitos causan miles de muertes al año, probablemente el jabón sería su aliado inevitable.
Sin agua y con bacterias
Pero la moda es la moda y algunos han encontrado la solución a los problemas que el exceso o mala calidad del jabón causa a la piel. Como ya publicamos en este blog, se ha inventado un producto en forma de spray que contiene miles de millones de pequeñas bacterias 'buenas' (Nitrosomonas eutropha), que viven de forma natural en el barro y el agua sucia.
Su misión es transformar el amoníaco que desprende nuestro sudor en nitratos. La llamada Bruma Cosmética Refrescante se vende para sustituir a los desodorantes y su creador asegura que lleva ¡12 años sin ducharse! Pero en la letra pequeña el etiquetado recomienda usarla tras una ducha normal con agua y jabón.
La importancia del pH de la piel
Nuestra piel tiene un pH ligeramente ácido. El estudio de referencia, dirigido por H. Lambers, lo sitúa en promedio en un 4,7, es decir, por debajo de 5,5, que es el pH atribuido todavía a la piel por la mayoría de médicos. O sea, que la piel es algo más ácida de lo que se pensaba.
El mismo estudio revela que el agua del grifo en Europa es muy alcalina (pH 8 en promedio) y que cuando nos duchamos con agua sola la piel se alcaliniza y tarda unas seis horas en volver a su pH natural por debajo de 5. También demuestra que en un medio ácido (pH 4-4,5) la microbiota o flora residente se mantiene adherida a la piel, mientras que un medio alcalino (pH 8-9) favorece su desaparición de la epidermis.
En consecuencia, ducharse sólo con agua no es una garantía para mantener intacta la microbiota de nuestra piel. Y además es importante la temperatura del agua. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) advierte de que el solo hecho de bañarse o ducharse habitualmente con agua demasiado caliente puede producir dermatitis atópica.
Por otra parte, algunos de los jabones que utilizamos pueden tener un pH demasiado alcalino (incluso superior a 10), muy lejos del de la piel, lo que puede arruinar la integridad de la capa hidrolipídica (grasa), que es la que recubre nuestra epidermis, alterando la función barrera y el ciclo de renovación celular cutánea.
La consecuencia es una piel permanentemente deshidratada. Desde este punto de vista, podrían tener razón los detractores de la higiene diaria, obviamente si todos utilizásemos productos inadecuados con un pH muy alto.
Saber elegir gel de baño y champú
Ducharse sin ni pizca de jabón o gel de baño no es indispensable para una piel sana. Sólo conviene recordar algunas cosas a la hora de comprar productos de higiene para la piel Así que si usted desea seguir duchándose con geles de baño es importante fijarse en su composición y sus características.
El primer punto a tener en cuenta es el pH. Cuidado con la expresión “jabón neutro” o “pH neutro” en los etiquetados. Químicamente el pH neutro es 7 (ni ácido ni alcalino, porque la escala del pH va de 1 a 14), mientras que el pH adecuado (neutro) para la piel debe estar entre 4,5 y 5,5. Compruébelo en la etiqueta.
Debe eliminar la suciedad, pero mejor si lleva pocos compuestos químicos, especialmente perfumes, que pueden ser alergénicos. Debe hacer suficiente espuma, aunque ésta debe aclararse rápidamente bajo el agua, y debe dejar la piel correctamente hidratada al acabar el baño. Finalmente, en sus compras recuerde que no siempre lo más caro es lo mejor.
¿Existe la ducha perfecta?
Gracias a la ducha, sea diaria o no, y al uso generalizado de jabones de todo tipo, en el mundo occidental han desaparecido casi todas las enfermedades debidas a la falta de higiene, un logro que por desgracia todavía no es universal. Algo tan sencillo como meterse de cuerpo entero bajo un chorro de agua y enjabonarse sigue siendo un importante reto sanitario en ciertas partes del mundo.
Así que dejemos a un lado las cuestiones referidas al olor corporal de los partidarios de no usar nunca jabón y respetemos su decisión personal. Pero destaquemos que juegan con la ventaja de ser minoritarios y, por lo tanto, difícilmente pueden contagiarse de enfermedades que los demás ciudadanos ya no padecemos. La mayoría hemos de procurar mantener nuestra salud y darle a la piel el equilibrio que necesita entre higiene y renovación natural. Aprendamos a usar geles de baño, champús y desodorantes adecuados, pero sin abusar de ellos.
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